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Una crítica a la adoración y a nosotros mismos.

  • Andrés Tejada Iglesias
  • 29 dic 2017
  • 2 Min. de lectura

“Mother!” (2017) de Darren Aronofsky. Mother! no es una película para todo el mundo, pero es una película que todo el mundo debería ver. Pensarse esta película y entender la triste mirada del director sobre la humanidad y sus luchas es un ejercicio que desarrollará el amor por el cine de manera correcta.

Empieza el poema. Con una histérica y emocional actuación por parte de Jennifer Lawrence en su personaje de “Inspiración”, complementada con una pasiva e intimidante performance de Javier Bardem como “El Poeta”, nos adentramos a un mundo donde no existe nada más que el hogar. Ese pedazo de espacio físico que nos acoge a cambio de cuidado.

Continuamos con la confusión que todo buen poema conlleva: ¿Esto es real? Y lo es, pero no literalmente, la pantalla no nos está describiendo la situación de una pareja, nos está contando la relación que, según Aronofsky, llevan lo físico y lo espiritual. Una relación que se torna caótica por la naturaleza del ser humano, una naturaleza que lleva a adorar y reflejarse a sí mismo en algo mayor al punto de olvidar a sus iguales e incluso a su hogar.

Unos cuantos versos sobre el narcisismo que representa el ser un ser divino, acompañados de unos renglones desastrosos para la compañera del narcisista, aquella quién sufre ese amor que los humanos profesan. ¡Así es “Mother!”, así es el cine, así es el arte, una manera de cuestionarnos de forma que al final no sepamos quienes somos o estamos destinados a ser… o incluso qué hemos sido durante toda nuestra historia.

Un detalle técnico y maravillosamente confuso de este film es llevarnos a través de toda su bíblica historia a través del personaje de Jennifer Lawrence. Siempre la acompañamos y sabemos lo que ella sabe, pero sobre todo, sentimos la impotencia y el dolor que ella siente a medida que se desarrolla la historia (En parte por el guión y la dirección, en otra parte por la maravillosa interpretación de Lawrence).

Encontramos en esta película también líneas de la historia humana, donde quién trata de ayudar a su “madre” no recibe más que odio y muerte. Donde importa más el culto y la fe que el amor mismo, y es que la cinta, en mi opinión, más atrevida del director de Black Swam y Requiem For A Dream, es una crítica tajante a la religión, al orar antes de ser, idolatrar antes de admirar.

Termino aquí para no hacer spoilers, sé que no he dicho mucho, pero he abierto algo de curiosidad. Vayan y satisfagan esa curiosidad, maravíllense con ese último acto y la confusión que les pueda generar, pregúntense los días siguientes que tan jodida está la sociedad para que Mother! haya fracasado en taquilla y cuestiónense los temas de la película desde su interior… El arte no debe ser comprensible para todo el mundo, debe ser un medio de expresión para la interpretación, así que llegó la hora de interpretar este film desde su posición y creencias, no tengan miedo a la crítica, no tengan miedo a una película que representa un reto metafórico.

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