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Pudo ser, debió ser

  • Andrés Tejada Iglesias
  • 6 abr 2018
  • 3 Min. de lectura

My Friend Dahmer (2017) dirigida por Marc Meyers.

Una historia centrada en uno de los más conocidos asesinos en serie de la historia estadounidense, una dirección entretenida y una actuación digna de muchas nominaciones por parte de Ross Lynch ¿Qué puede fallar? El guión, damas y caballeros.

Jeffrey Lionel Dahmer ya había sido en el pasado material de documentales y especiales, pero siempre un poco orientados hacia el asesino en serie, no hacia el joven que fue antes de su primer asesinato (de 17 confesos). Y es en esta etapa tan poco explorada donde se ubica My Friend Dahmer del director Marc Meyers.

Hay que empezar por lo positivo, la actuación de Ross Lynch es una maravilla, transmitiendo una frialdad y un desasosiego inquietante casi todo el film, pero realizando con increíble precisión los momentos más emotivos. Incluso se destaca su performance en los momentos más incómodos que propone la película.

Otro acierto que tiene la película, es la decisión misma de hacerse, el enfoque que tiene es muy interesante ya que no pretende justificar al llamado “Caníbal de Milwaukee”, pero sí le presenta una bandeja con dualidades emocionales al espectador, quien a fin de cuentas es al que le corresponde decidir si juzga o entiende las motivaciones de Dahmer. El film humaniza al asesino de 17 personas con una neutralidad muy precisa.

El primer cabo flojo de la película es su fotografía que se hace muy obvia, no pretende dar un subtexto en absoluto, simplemente muestra las imágenes lo mejor que puede a nivel técnico, en otras palabras, se logra que los fotogramas sean bellos a nivel visual pero no enriquecedores. Un elemento que debía ser primordial para la historia de My Friend Dahmer, se siente desaprovechado y mediocre por ocasiones.

Antes de entrar al párrafo criticando al guión de lleno, quiero tomar un momento para mencionar un momento en que nuestro personaje tiene una alucinación en su cuarto; que maravilla de momento, que faceta tan provechosa tenían allí, pero se desecha sin más. Un viaje con más escenas como aquella, podría haber hecho de esas casi dos horas algo más llevadero.

Ahora, el guión. Un guión que se queda en la mera especulación todo el tiempo y no me refiero al tema de que no se nos muestre ninguno de los asesinatos de Dahmer, hablo sobre lo mecánico que se siente, planteándonos situaciones ridículas con personajes muy pobres en cuanto a motivaciones. Un desarrollo de la narrativa sumamente insulso que no acaba de definirse en ningún momento, alcanza grandes momentos de tensión ya para el final, pero es muy tarde porque a través de todo el film no se ha sentido real.

Las páginas escritas por el mismo Marc Meyers desde el 2014 hacen caer a sus personajes en estereotipos tan básicos como el “Freak” y los “Bullys”. La historia merecía mejores personajes, una especulación mejor trabajada donde la audiencia también tuviera que poner de su parte, pero cuando todo el tiempo las motivaciones son obvias y se cae en el cliché, se hace difícil interesarse en algo así.

En resumen, My Friend Dahmer quiso ser un experimento basado en la especulación, en la mirada participativa y anhelante de la audiencia, algo así como Elephant (2003) de Gus Van Sant, pero que termina por ser una película demasiado obvia, ni siquiera la gran performance de Ross Lynch puede quitarle el sinsabor a ese guión que pudo ser mucho más, que debió ser mucho más.

Dato interesantísimo: La película fue grabada en el hogar donde vivió el verdadero Jeff Dahmer, en Bath, Ohio.

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